Cine en palabras

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Sinopsis:

Willly Wonka llega a Galerías Gourmet con la idea de ser el mejor vendedor de chocolate de París. Sin embargo, no contaba con tener como competencia a tres chocolateros corruptos que harán todo lo posible por sacar a Wonka y sus deliciosas creaciones de la ciudad.

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Desde el primer número musical que muestra la película, la historia nos presenta el tinte cómico, emotivo y entretenido que tendrá de ese momento en adelante. En este sentido, la cinta hace una promesa que cumple, pues a lo largo de toda la trama nos encontramos con:

Primero, escenas divertidas y entretenidas, resultado de diálogos entre personajes, la propia personalidad del protagonista, que, dicho sea de paso, está muy bien actuado por parte de Thimothée Chalamet; o bien, por situaciones repentinas que obligan a los personajes a pensar en situaciones creativas que terminan en algo capaz de hacer reír a la audiencia, o por lo menos le saca una sonrisa.

Segundo, escenas emotivas producto del buen balance que existe entre las actuaciones del elenco, la música compuesta por Joby Talbot, las canciones que componen este musical, y el guion en sí. Este tipo de escenas son las que también mantienen el equilibrio a lo largo de toda la película no dejando que sea una comedia de tiempo completo, pues así como entrega momento para reír, también entrega aquellos que enternecen el corazón y que sacan una que otra lágrima.

Finalmente, nos topamos con aquellas secuencias entretenidas que producen en el espectador la sensación de aventura, y que son el cierre ideal para esta película que parecía ya tener suficientes emociones. Este tipo de escenas, si bien no son las más recurrentes, sí que tienen su buena racha de apariciones y son las que terminan funcionando como pegamento entre los otros dos tipos de escenas, ayudando así a que la trama funcione bien y que el ritmo de la historia se sienta un tanto ágil.

Tan solo la escena inicial ya nos da un buen vistazo de esto, siendo un gran comienzo para todo lo que vemos en casi dos horas. Cabe mencionar que todas las canciones que aparecen son sumamente pegajosas, por lo que además de reír, llorar y emocionarnos, el filme también nos pega las ganas de cantar y bailar.

Ya en cuestión de producción, Wonka hace un excelente trabajo al crear un mundo en el que el chocolate pareciera valer más que el dinero, aunque claro, este tiene su peso dentro de la trama. Gracias a estos dos elementos se nos presenta el tema de la codicia y de la corrupción, temas que son importantes para todo lo que vive nuestro protagonista, un personaje bastante inocente que termina topándose con una sociedad que no lo recibe tan bien como esperaba, y en el que las buenas acciones siempre tienen letra chiquita que perjudica a otros. Este choque entre inocencia y malicia es bastante bueno y termina por darnos más personajes de los que quizá necesitábamos, aunque estos no tienen mucha profundidad, simplemente están colocados dentro de la película ya sea para ayudar o para hundir a Wonka.

Más allá de esto, se recomienda ver esta película con un chocolate a la mano, pues llega un momento en el que este se hace necesario luego de ver todo el trabajo de producción en los escenarios, sobre todo en aquellos relacionados a la tienda de Wonka, pues al ser 100% comestible, uno puede sufrir ataques de hambre al ver a los personajes disfrutar del chocolate en todas sus mágicas presentaciones.

Y quizá ese sea el punto más fuerte de esta película: la imaginación y la creatividad. Tanto dentro de la trama como en el aspecto visual, estos dos elementos se hacen muy presentes, regalando mágicos momentos que asombran por su presentación y que muestran un contraste muy fuerte dentro de la película, pues por un lado tenemos un mundo que lastima a las personas y otro más que ofrece consuelo a partir de deliciosas invenciones que parecen sacadas de una mente muy fantasiosa.

¿Tiene Wonka un punto débil? Sí, lo tiene. Se trata de nada más y nada menos que algunas inconsistencias en el guion, sobre todo en la relación que hay entre ciertos personajes, pues mientras que la película nos muestra que la situación es una, termina resultando que quizá no era del todo así pero que nosotros como audiencia nunca nos enteramos. Esto puede afectar a ciertas escenas que en lugar de sorprender, crean interrogantes que nunca se resuelven y que dejan un sabor un tanto amargo para cuando llegan los créditos finales.

En resumen, Wonka es una película para toda la familia que tiene mucho por apreciar a nivel visual y musical, y que además promete mantenerte entretenido de principio a fin.

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