Cine en palabras

Sinopsis:

En este spin off de la serie La casa de papel, Berlín recuerda uno de sus mayores robos durante su época dorada cuando trabajaba con una banda de ladrones para robar unas joyas con un valor de 44 millones de euros.

A pesar de ser un producto derivado de La casa de papel, a esta nueva serie le hace falta el toque de emoción que tanto caracterizó a su predecesora. En Berlín los dos primeros episodios se sienten realmente pesados, pues a pesar de que es cuando conocemos el gran plan de Berlín para llevar a cabo su robo, así como a los personajes que van a estar involucrados en el crimen, cuesta trabajo sentir intriga por lo que ocurrirá. Esto se debe a dos razones: la primera es que las cosas transcurren de una manera tan rápida que no dan tiempo a realizar conjeturas sobre si los protagonistas se podrán salir con la suya o de si van a meterse en algún problema que les impida conseguir su meta. El segundo punto es que, a diferencia de en La casa de papel, el guion está descuidado y deja varios espacios en blanco en cuanto al plan, por lo que muchas de las soluciones que le dan los protagonistas a sus problemas se sienten sacadas de la manga, pues no hay ninguna explicación lógica que apoye ese tipo de resolución, por lo que a pesar de que los personajes se ven en situaciones complicadas, uno ya puede intuir que todo saldrá bien gracias a las mágicas coincidencias que se presentan frente a ellos.

A partir del tercer del episodio los eventos fluyen de una manera más ágil, aunque no termina por enganchar del todo en cuanto a la sensación de misterio. Esto es porque la historia, más que estar centrada en el robo y en todo lo que conlleva su planificación, se enfoca en las relaciones románticas que se van creando entre los personajes, sabiendo así qué es lo que sienten los uno por los otros, sobre todo en el caso de Berlín. Por lo mismo, el tema del robo parece quedar en un segundo plano, como si solo fuera una excusa para abordar el lado romántico de los personajes. Esto es algo que llega a afectar al resto de episodios, sobre todo cuando estamos cerca del final, pues todo se centra en resolver conflictos amorosos y se descuida bastante el proceso de escapar con el botín, algo relacionado a las fallas en el guion anteriormente mencionadas.

Así como los dos primeros episodios se sienten largos, el capítulo que marca el desenlace de esta historia de ladrones también lo es, sobre todo porque acciones que aparentemente no requieren de mucho tiempo para llevarse a cabo o para ser explicadas, son alargadas por la aparición de escenas románticas o de mostrar cómo es que las relaciones personales de los protagonistas evolucionaron después de todos los acontecimientos vistos. Además, se siguen presentando eventos inexplicables, completamente casuales, que dejan mucho que desear en cuanto al cómo finaliza la historia, la cual, por supuesto, deja implícita la posibilidad de una segunda temporada para seguir viendo las aventuras de Berlín antes de los eventos de La casa de papel.

Sin duda, considerando la serie de dónde surge Berlín, algo que se extraña en la serie es el juego del gato y el ratón donde la policía y los ladrones entablan una tensa relación de rivalidad, dándole un gran toque de emoción a cada episodio, haciendo que fuera inevitable querer ver el siguiente de manera inmediata. En Berlín, ver más de dos capítulos seguidos, o incluso más de uno, puede llegar a sentirse pesado debido a su desarrollo poco emocionante y a la longitud de sus capítulos que bien pudo haber sido menos si se hubiera evitado algunos detalles que en realidad no afectan a la historia.

En conclusión, Berlín es una serie que a pesar de tener algo que ofrecer en cuanto al desarrollo de personajes, queda muy lejos de lograr lo que la serie original consiguió: mantener al espectador al filo del asiento.

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