
Título original: The iron claw
Dirección: Sean Durkin
Año: 2023
Duración: 2h 12m
Elenco: Zac Efron, Harrison Dickinson, Stanley Simons, Jeremy Allen White, Holt McCallany, Maura Tierney, Lily James
Sinopsis:
La familia Von Erich, dedicada a las luchas, se ve envuelta en una serie de momentos dramáticos que marcan la vida y la carrera de cada integrante. Basada en hechos reales.
Muchas cintas basadas en hechos o personajes reales del deporte han servido como base motivacional para muchas personas. El caso de The Iron Claw es diferente, pues a pesar de tener varias escenas que muestran el valor de la dedicación y la disciplina dentro del ámbito deportivo, en realidad se enfoca en contar una trágica historia en la que ningún premio logra llenar el hueco que deja la pérdida de un familiar o bien, algún vacío interior que no logra llenarse con una vida de lujos y éxito.
Esta cinta es realmente conmovedora, sobre todo porque en lugar de dejar el clásico mensaje sobre la importancia de luchar por nuestro sueños, nos invita a reconocer los límites humanos, sean físicos, emocionales o psicológicos. Además, la cinta muestra los riesgos y las consecuencias de no respetar las decisiones de otras personas, y de basar nuestro amor por ellas según su nivel de éxito y la manera en que podemos beneficiarnos de ellas. Los dos puntos anteriores, se vinculan al hecho de dejar que cada quien viva su vida en lugar de intentar alcanzar un sueño frustrado a costa de la salud mental de alguien más.
Como esta historia está enfocada en sus personajes, las actuaciones del elenco son cruciales y sin duda lograron su propósito de conectar con la audiencia, no solo por dotar a sus personajes de carisma y de personalidades únicas, sino también de su habilidad para mostrar su lado más dramático. En este sentido destacan, en primer lugar, Zac Efron, quien no solo muestra una transformación física impresionante, sino que también explota su potencial para este tipo de cintas; Jeremy Allen White, quien puede decir mucho tan solo con su lenguaje corporal, por lo que no es necesario que diga algo que está más que claro en su rostro; y en tercer lugar Maura Tierney, una actriz que se mete de lleno en el papel de una madre que sufre en silencio y que trata de sobrellevar su vida como puede.
A lo anterior hay que agregarle el diseño de vestuario, el maquillaje y el peinado, pues gracias a estos factores podemos ver la maduración de los personajes, el paso del tiempo, y por supuesto la moda de los años que abarca esta historia. Esta ambientación se ve complementada por la corta selección musical que acompaña los momentos más felices y emocionantes de la película, pues quien se encarga de sumergirnos en el drama es Richard Reed Parry, el compositor de la banda sonora.
Para cerrar con la parte técnica de la cinta, cabe mencionar que las coreografías de las peleas están muy bien logradas, haciendo que el espectador sea testigo de golpes que parecen más que reales. Eso sí, debido a esto, si uno no es muy adepto a este deporte, puede que haya más de una escena difíciles de ver debido a su realismo.
Ahora bien, por el lado narrativo nos encontramos con un guion que sabe cómo hacer que esta historia sea ágil, dándonos un breve recorrido por el contexto inicial de la familia protagonista para que nos familiaricemos con sus nombres, sus historias y sus primeros pasos hacia la cima, para después dejarnos caer una tragedia tras otra haciendo de lado los comentarios cómicos o los diálogos ingeniosos que crean momentos relajantes y entretenidos. Además, la cinta no se molesta en mostrar algo que se puede intuir fácilmente gracias a los diálogos y a las reacciones de los personajes, de tal manera que la historia siempre está avanzando.
Otro punto a favor del guion es que no se detiene demasiado tiempo en mostrarnos el desarrollo de cada personaje, sino que de vez en cuando nos regala una secuencia de escenas rápidas donde podemos ver el inicio de la decadencia de esta familia de luchadores.
En conclusión, The iron claw nos estruja el corazón más de una ocasión y sin embargo, cierra con un mensaje esperanzador, aunque agridulce. Al final de todo, nuestras decisiones nos pueden llevar por caminos difíciles y amargos, pero también nos pueden ayudar a obtener una recompensa más grande que cualquier título de campeonato: la felicidad.

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