Cine en palabras

Sinopsis:

Vincent y Cassie son un matrimonio conflictivo, y cuando su hijo desaparece de camino a la escuela, cada uno lidia con la situación a su manera.

Normalmente se piensa que una serie es buena o que está bien hecha cuando lograr clavarte tanto en la historia que terminas viendo toda una temporada en una sentada, aunque eso implique pasar varias horas frente a la pantalla.

El caso de Eric es un poco diferente.

Como buena historia que combina el drama con lo policiaco y lo psicológico, esta serie comienza por introducirnos a los protagonistas, cuál es la relación entre ellos, cuál es su forma de pensar acerca de determinados temas, cómo sobrellevan su día a día, etc. También, poco a poco se nos presentan a los personajes secundarios, que tarde o temprano terminan involucrados en el torbellino de sospecha e intriga que se va formando conforme la historia avanza.

Por supuesto, cada episodio trae consigo nueva información y nuevas pistas que comienzan a hacernos dudar de cada uno de los involucrados en esta historia. A la par, somos testigos de cómo esta situación dramática va afectando a los protagonistas que poco a poco comienzan a realizar cambios en su vida con tal de salir adelante, cuestionando también su actitud en el pasado.

Paralelamente, en medio de reflexiones personales donde la culpa ocupa un gran lugar, se hace todo lo posible por resolver un caso anterior que bien podría estar relacionado con el que comienza esta historia. Gracias a esta multiplicidad de perspectivas que aborda la serie, se tocan temas como la corrupción, la inseguridad, la homofobia, el racismo, el alcoholismo, la drogadicción, la importancia de cerrar ciclos y seguir adelante; y el dolor de un padre que no sabe qué le pasó a su hijo porque su caso fue echo a un lado.

Conforme nos vamos acercando al final, las tensiones aumentan y comienza una carrera contra reloj que resalta la parte más emocionante y emotiva de esta historia, lo cual no solo se logra gracias a un guion bien armado que cierra todos los temas que fue abriendo en cada capítulo, sino también a las increíbles actuaciones de Benedict Cumberbatch y Gaby Hoffmann. Estos dos actores conforman un dúo que no solo llenan de credibilidad a sus respectivos personajes, sino que además exploran diferentes partes de ellos con gran carisma. Conforme sus personajes se van desarrollando, estos dos artistas nos regalan momentos inolvidables, ya sea por una cuestión dramática o por alguna otra más bien cómica.

Por último, el uso del monstruo como una metáfora de los problemas internos a los que Vincent (Cumberbatch) debe enfrentarse al ver cómo se derrumba la vida que había estado construyendo, así como de las secuelas de traumas que le quedaron por su difícil relación con el resto de su familia, es asombrosa, pues en lugar de tener monólogos que lleguen a resultar tediosos, vemos a dos personajes teniendo una conversación llena de temas para que uno también reflexione en casa.

Si bien el final de cada capítulo nos invita a ver el siguiente, esta serie se siente bastante pesada después de un rato, pues, aunque tenga sus toques detectivescos, la historia se centra mucho más en el desarrollo de personajes, además de que la cantidad de información que necesitamos procesar en una hora puede llegar a ser demasiada. Lenta pero segura, Eric le hace honor a la frase con la que se ha promocionado: «los verdaderos monstruos no están debajo de la cama».